Durante la temporada de exámenes finales, los campus universitarios en EE. UU. se llenan de café, insomnio y ahora, también, de IA. Estudiantes en todas partes están usando ChatGPT Plus gratis durante dos meses, gracias a una promoción de OpenAI, justo cuando más lo necesitan. La herramienta que normalmente cuesta $20 al mes ahora está disponible sin costo para quienes tienen que entregar ensayos, resolver fórmulas de química… o simplemente sobrevivir.
Y no están solos. Empresas como Anthropic, xAI, Google y Perplexity también están lanzando promociones dirigidas exclusivamente a estudiantes. Lo dicen abiertamente: “Buena suerte con los exámenes”, escribió un empleado de xAI al anunciar el beneficio.
Connection Makers

De pizza a prompts: el nuevo subsidio generacional
Lo que estamos viendo se parece a lo que ocurrió en los 2010s con los millennials. Aquella generación vivió lo que se conoce como el Millennial lifestyle subsidy: pilates con ClassPass, almuerzos con descuento por DoorDash, y traslados en Uber a $5. Las empresas, inyectadas de capital de riesgo, regalaban comodidad para capturar usuarios.
Hoy, Gen Z tiene su propia versión. Pero en vez de viajes baratos y comida rápida, se les regalan herramientas cognitivas. Herramientas que escriben, piensan, analizan y, muchas veces, responden mejor que los propios usuarios.
Esto es más que una estrategia de captación. Es un plan a largo plazo: formar hábitos, crear dependencia y sembrar lealtad. Quien aprende a estudiar, organizar su vida o incluso decidir qué ordenar en McDonald’s con ayuda de IA… es muy probable que siga usándola cuando ya no sea gratis.
Inteligencia emocional y artificial
El uso que los estudiantes hacen de estas herramientas va mucho más allá del ámbito académico. Según OpenAI, las categorías más comunes de uso no educativo incluyen desde consejos románticos hasta rutinas personalizadas de ejercicio o meditación.
Costo cero, pero alguien paga
Detrás de estos obsequios generosos hay una realidad cruda: la IA no es gratis. Cada mensaje enviado, cada resumen generado, cuesta procesamiento, energía, y acceso a servidores. OpenAI gasta millones de dólares al mes solo en mantener el flujo de interacciones con usuarios gratuitos.
Y sin embargo, compañías como esta siguen ofreciendo versiones sin costo a millones de personas. ¿Por qué? Porque como en todo ciclo tech, las inversiones masivas de hoy apuestan por la rentabilidad futura. Como ocurrió con Uber, el objetivo es crear hábitos antes de ajustar los precios.
Why It Works
Este nuevo “subsidio digital” funciona porque entiende algo esencial sobre la Gen Z: el acceso temprano genera pertenencia y dependencia. Los estudiantes no solo están adoptando herramientas de IA porque son útiles, sino porque se han convertido en parte de su ecosistema cotidiano.
El timing es perfecto: Las promociones llegan justo en temporada de exámenes, cuando el estrés académico hace que cualquier herramienta de apoyo parezca indispensable.
El lenguaje es claro y empático: Campañas como “Buena suerte con tus finales” bajan la barrera de entrada y humanizan la tecnología, haciendo que usar IA no se sienta intimidante, sino como una ayuda amiga.
Las funciones van más allá del estudio: Desde decisiones de salud hasta rutinas de ejercicio, la IA se convierte en una extensión de la vida diaria, no solo en una herramienta escolar.
El modelo es familiar: Gen Z ya ha vivido el auge y caída del subsidio millennial. Saben que estas etapas de “todo gratis” no duran para siempre, pero mientras estén disponibles, las adoptan como parte de su economía emocional y funcional.
Final Thoughts
La Gen Z está viviendo su propio subsidio digital. Uno que no solo les da acceso a plataformas tecnológicas de última generación, sino que está reformulando sus hábitos de aprendizaje, comunicación y toma de decisiones. Las empresas de IA lo saben. Por eso, se están posicionando desde ya como parte de la vida universitaria —no como software, sino como infraestructura emocional y funcional.
Pero, como ocurrió con los millennials y sus apps favoritas, llegará el momento en que estos beneficios desaparecerán o cambiarán de forma. Y cuando eso pase, será interesante ver cuántos de los millones de usuarios actuales estarán dispuestos a pagar.
La gran apuesta de Silicon Valley no es solo tecnológica. Es cultural. Si pueden convertir la IA en un hábito esencial de la vida joven, habrán ganado mucho más que clientes. Habrán moldeado una generación.
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