En la era del algoritmo, lo viral puede convertirse en pasado en menos de 48 horas. Para los equipos de marketing, estar al día parece una obligación… pero hacerlo sin entender el terreno puede costar caro. Un nuevo estudio de TeenVoice lo deja claro: los adolescentes pueden detectar cuándo una marca está “forzando la vibe” en segundos.
La investigación encuestó a casi 2,000 jóvenes entre 13 y 19 años, y lo que reveló es tan fascinante como doloroso para ciertos briefings: usar un trend no te hace cool por default. De hecho, si no está bien ejecutado, puede ser tu pase directo a la categoría de “cringe”.
Connection Makers

Lo que realmente valoran: autenticidad, cultura y tono natural
El informe destaca tres factores clave que determinan si un trend en una campaña es bien recibido o se convierte en un meme no intencional:
Integración natural del producto: Si se nota que el trend fue pegado con cinta adhesiva al mensaje de marca, el rechazo es inmediato. 43% de los encuestados reaccionan negativamente cuando el trend no tiene nada que ver con lo que se vende.
Alineación con el ADN de marca: No todas las industrias tienen el mismo permiso cultural. 82% de los adolescentes esperan que las empresas de entretenimiento usen trends. Pero solo 56% piensan lo mismo de marcas de servicios financieros. La credibilidad cuenta.
El tono lo es todo: El estudio deja claro que Gen Z odia sentirse hablada desde un guion o por adultos que no entienden su lenguaje. “Cuando parece escrito por señores que no tienen idea de cómo hablamos, es cringe automático”, dice una encuestada de 17 años de Nueva Jersey.
¿Slang? Mejor piénsalo dos veces
El uso de palabras como “sigma” o “demure” por parte de marcas genera una división total: 32% de los adolescentes lo ven como algo cool, pero una proporción casi idéntica lo consideran incómodo y desesperado.
Una participante lo resumió perfectamente: “Usar nuestro slang es como tu papá en crop top. No puedes evitar que lo intente, pero no lo hace bien”.
Cultura antes que filtros
Mientras muchas marcas siguen apostando por filtros de Instagram o bailes de TikTok, Gen Z está poniendo su atención en algo más grande: movimientos culturales reales. Música, moda, temas sociales. Eso es lo que permanece. Los filtros y audios duran, en promedio, menos de un mes antes de volverse irrelevantes.
Por eso, los teens prefieren ver una marca que cambia su logo con una estética de trend (48%) o que recrea un viral de forma orgánica (47%) a una que simplemente se sube al audio trending sin contexto.
Donde sí los encuentras (y donde no)
Las plataformas favoritas para ver contenido basado en tendencias son claras:
- TikTok lidera con un 65% de engagement (70% en mujeres).
- Le siguen Instagram (58%) y YouTube (54%).
- Muy atrás quedan la televisión (33%) y los correos de marketing (18%).
Esto confirma que las audiencias más jóvenes ya no consumen cultura donde tradicionalmente la encontrábamos. Hoy la descubren entre scrolls, ediciones rápidas y trends con ritmo.
La mejor estrategia: pedir feedback real
El dato más valioso de todo el informe viene de un adolescente de 16 años de Massachusetts:
“Antes de publicar un anuncio, pídele a alguien joven que lo vea y te diga si es cringe. No es tan difícil”.
La frase no solo es brillante, es estratégica. Porque más allá de estudios y encuestas, las marcas que se atreven a involucrar realmente a Gen Z en el proceso creativo tienen una ventaja legítima. No como actores decorativos, sino como aliados creativos.
Final Thoughts
La Generación Z no rechaza las tendencias. Las vive, las crea y las redefine a diario. Lo que sí rechaza es la falta de autenticidad, el oportunismo sin sensibilidad cultural y los intentos desesperados por “caer bien”.
Las marcas que realmente quieren conectar no deben perseguir los trends. Deben entenderlos. Vivirlos desde adentro. Y, mejor aún, co-crearlos junto a quienes hoy dictan el ritmo del internet: los usuarios.
Porque en la cultura digital de 2025, ser cool no se construye desde un briefing. Se valida desde el scroll.
¿Quieres conectar con los Gen Z? Let ‘s Talk!
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