Samsø, una isla casi 100% verde

Samsø, una isla casi 100% verde

En 1996 en la cumbre del clima (COP 3) celebrada en Kyoto, el ministro de medioambiente de Dinamarca comprometió a su país a reducir el 21% de las emisiones de CO2 y prometió seleccionar a una comunidad modelo para que transitara de la dependencia a los combustibles fósiles a poder abastacerse a si misma en 10 años. A través de un proceso de licitación, Søren Hermansen sería la persona seleccionada para liderar este ambicioso proyecto.

Samsø es una isla danesa de aproximadamente 4000 habitantes, y al día de hoy cada persona que vive en la isla tiene una huella de carbono negativa de 12 toneladas por año. La isla produce suficiente energía para abastecerse (eólica, solar y de biomasa), y también a otros 20.000 hogares de tierra firme. Sin embargo, llegar aquí no fue un camino fácil. La voluntad, la confianza, el compromiso y asumir colectivamente el riesgo, fueron clave para hacer realidad este proyecto.

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El sentido de propiedad

Cuando el proyecto de la isla de Samsø empezó, había que convencer a los residentes locales que era una buena idea, y también hacerles partícipes. Se decidió entonces montar una cooperativa, de la cual los residentes podían ser accionistas. Se logró juntar a 400 personas que compraron en promedio 5 acciones cada una, por un precio de 2000$ la unidad. Este dinero fue suficiente para comprar la primera turbina eólica, que en aquel momento costaba algo más de 1 millón de dólares. Al día de hoy las turbinas eólicas son propiedad de una combinación de inversores individuales, grupos inversores, el gobierno, y cooperativas locales.

Esta inversión ha sido buena para la economía de la isla, el planeta en su conjunto, pero es la voluntad de colaborar hacia un objetivo común lo que ha llevado a la isla de Samsø a encontrar soluciones ingeniosas.Desde su origen como piloto de una política pública nacional, la ambición de Samsø es ser una isla 100% verde para 2030.

El sentido de propiedad, en inglés “ownership”, es un ingrediente clave para generar compromiso en las personas y sentido de pertenencia a una comunidad.

El sentido de pertenencia

Un habitante local de Samsø dice: “Lo que a mi me atrajo fue que personas que antes no nos hablábamos, nos unimos, hablamos unos con otros y establecimos una meta para conseguir juntos” (Samsø: The green island | Earthrise).

Sentirse parte de algo más grande que nosotros contribuye a nuestro bienestar, y dota de sentido a nuestra existencia.

A parte de los beneficios económicos y ambientales que creó este proyecto para la isla, también trajo beneficios sociales como crear relaciones más profundas entre sus habitantes.

El cómo se hace importa

Desde un principio, las reuniones entre los participantes del proyecto se han hecho en círculo. El círculo como formato no tiene jerarquías, todas las voces que lo conforman son igual de importantes.

Ser parte en igualdad de condiciones crea un ambiente donde las personas se sienten seguras de decir lo que piensan, y su compromiso con el proyecto o la comunidad también aumenta.

Descubrir lo que mueve a la gente

Parte crucial del éxito de este proyecto fue acercarse a las personas con una mentalidad de escuchar activamente en vez de simplemente informar. Entender bien lo que movería a cada residente a tomar acción y conectarlo con la meta colectiva fue fundamental para el proceso de co-creación. Demostrar interés genuino, y entender que el proceso es un intercambio donde todos tienen algo que aprender y aportar.

Confiar en el proceso

Søren Hermansen menciona en el documental Samsø: The green island | Earthrise

“Fue una decisión que vino desde arriba, por parte de un ministro muy ambicioso. Fui la primera persona que contrataron para hacer este proyecto y recuerdo haber pensado ¿Cómo vamos a hacer esto?”

Cuando nos enfrentamos a retos complejos, hay que poder convivir con las tensiones que genera no tener una respuesta. Hay que vivir el proceso con humildad, con mucha escucha, paciencia, y con la confianza de que la inteligencia colectiva sabrá llevarnos a donde tengamos que llegar.

Compartir el conocimiento

Si quieres que otros sigan tu ejemplo, abre las puertas y cuenta la historia para que inspire a los demás a tomar acción en sus propios términos. Esto es lo que ha hecho la isla al fundar la Academia de Energía Samsø, la cual ya ha aconsejado a 29 países para poder abordar el reto de la transición energética de la forma en que ellos lo hicieron, además de organizar talleres, visitas y programas de liderazgo.

También crearon un “Consejo de la Sabiduría” constituido por cerca de 15 personas de sectores diferentes, como un director de cine, un profesor de universidad, un antropólogo, un organizador comunitario, un servidor público de la municipalidad relacionado con el medioambiente, etc, cuyo fin fue reflexionar y recoger los aprendizajes sobre todo el proceso del proyecto, y lo han compartido en la Guía de los Pioneros, cuyo objetivo es:

“Que otras comunidades pioneras puedan aprender de nuestros 20 años de experiencia, nuestro proceso, trabajo de campo, y por último, nuestro éxito”

Sin duda, la mayor lección que nos deja la isla de Samsø es que lo que parece imposible es posible si trabajamos juntos por un propósito colectivo que trascienda nuestra individualidad.

El Poder de la Comunidad está en creer que lo imposible puede ser posible 

Fuente: Valentina Demori, Directora de Comunidad y Movimiento B Corp

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