Gen Zs financial dilemma

Taylor Swift estaba de gira, y los boletos no fueron baratos. Aun así, muchos jóvenes de la Generación Z están dispuestos a gastar cifras elevadas —incluso su dinero del alquiler— para asistir. ¿Doom spending? ¿Mala gestión? ¿Crisis existencial financiera? Quizás un poco de todo, pero según un nuevo estudio, ellos tienen claro a quién culpar: el sistema educativo.

Una investigación realizada por Young Enterprise y HSBC entre 2,800 adultos del Reino Unido mayores de 16 años —incluyendo una submuestra de 1,000 jóvenes de entre 16 y 24 años, identificados como parte de la Generación Z— reveló que la mayoría de los jóvenes entre 19 y 28 años se sienten juzgados por su forma de gastar dinero, especialmente por sus padres (39%) y por las redes sociales (17%). A pesar de ello, también reconocen una falta de conocimientos financieros: la mitad culpa directamente a las escuelas por no haberles enseñado a manejar su dinero.

Connection Makers

Amamos crear estrategias de comunicación innovadoras y convertir a tu público objetivo en embajadores de tu marca

“Nadie nos enseñó a ahorrar”

Más allá del juicio generacional, hay un consenso emergente entre los Gen Z: quieren ahorrar, pero no saben cómo.

  • El 50% afirma que no recibió educación financiera básica.
  • 22% acude a finfluencers (financial influencers) en redes como TikTok e Instagram para aprender de dinero.
  • 1 de cada 4 dice que su ingreso no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.

Y en un contexto de inflación, salarios bajos y costos de vida desorbitantes, no es tan difícil entender el trasfondo. Para muchos, gastar en experiencias como conciertos, cenas o escapadas de fin de semana no es solo indulgencia: es una forma de sobrellevar la incertidumbre económica.

Padres preocupados, bolsillos abiertos

La brecha generacional no es solo de valores, también es financiera. Según otro reporte citado en el artículo, el 50% de los padres apoyan económicamente a sus hijos adultos, promediando un gasto mensual de $1,813 USD en cosas como comida, alquiler, seguros y servicios.

Incluso más alarmante: los padres gastan 2.3 veces más en sus hijos adultos que en sus propios fondos de jubilación.

Esto explica por qué muchos padres levantan la ceja cuando sus hijos les piden ayuda con el alquiler mientras compran entradas de $700 para ver a Taylor Swift. Pero también refleja una realidad estructural: muchas ciudades se han vuelto prohibitivas para quienes recién inician su vida laboral.

Why is this happening?

El fenómeno es complejo, pero tiene raíces profundas:

Educación financiera ausente: La mayoría de los currículos escolares no incluyen finanzas personales. Presupuestos, ahorro, crédito y manejo emocional del dinero no se enseñan de manera estructurada.

Cultura de la inmediatez y la validación online: TikTok, Instagram y otras plataformas han reforzado el consumo como símbolo de éxito. Entradas exclusivas, viajes “instagrammeables”, restaurantes virales… todo alimenta el deseo de vivir experiencias “valiosas”, sin importar el costo real.

Costos estructurales desproporcionados: Aunque se les acusa de no ahorrar, los Gen Z enfrentan un entorno donde la vivienda, la educación y la salud son más caras que nunca. Para muchos, ahorrar para una casa parece más irreal que comprar boletos VIP a un concierto.

Crisis existencial generacional: Enfrentar una economía incierta, cambio climático, inestabilidad laboral y un mercado hipercompetitivo ha fomentado una mentalidad de “vivir el presente”. Si el futuro se siente inestable, ¿por qué no gastar hoy?

¿Es irresponsabilidad o adaptación?

Para algunos, la conducta financiera de la Gen Z puede parecer imprudente. Pero para otros, refleja una forma de adaptarse a un sistema que no fue diseñado para ellos.

Y aunque es fácil señalar el dedo, los datos muestran que esta generación no está completamente desconectada de la realidad: quieren aprender, solo que no se les ha dado las herramientas.

La buena noticia es que, según estimaciones de Fortune, la Gen Z está en camino de heredar cerca de $36 billones de dólares en la próxima década. La pregunta es: ¿llegarán preparados para manejar esa riqueza?

Final Thoughts

El problema no es que los Gen Z gasten en Taylor Swift. El verdadero dilema es que no saben cómo equilibrar esos gastos con sus metas a largo plazo porque nadie se los enseñó.

Las instituciones educativas, marcas y líderes deben replantear cómo abordar la educación financiera desde una edad temprana. Mientras tanto, los finfluencers seguirán llenando ese vacío, con todo lo bueno y lo malo que eso implica.

¿La solución? Una combinación entre formación práctica, acceso a herramientas accesibles y una narrativa cultural que deje de romantizar el consumo impulsivo como estilo de vida. Porque sí, disfrutar el presente es importante —pero también lo es planear el futuro.

¿Quieres conectar con los Gen Z? Let ‘s Talk!

Si te gustó este blog, te recomendamos: Barbie, Taylor Swift y Beyoncé están impulsando la economía global

Contenido

¿Qué piensas de este artículo?

Danos tu Feedback

Recibe⚡Insights + Tips + Marketing & Lifestyle Trends ⚡